Diario de una escritora de novela lésbica #53

Ya lo he comentado alguna vez. Es lo que tiene engancharse a una idea como una garrapata y no soltarla hasta que le has succionado toda la sangre.

Viajo en el tiempo.

Hablo con mi yo del pasado, me cago en él por el marrón que le dejó a su yo del futuro.

También le hago favores a mi yo del futuro. O le pido disculpas por adelantado por el marrón que le va a caer.

Como escritora, tengo ese poder. Algunas de mis novelas son reescrituras de mis otros yos. Es ultra mega egocéntrico, lo sé. Pero, ¿de qué otra cosa podría escribir sin miedo a equivocarme si no es de mí misma?

Además, y esto sí es un golpe para mi ego, hay muchas experiencias que creo haber vivido solo yo que son compartidas por muchas de mis lectoras.

Me preguntan a menudo cómo hago para que mis novelas estén tan pegadas a la realidad. Amiga, yo te respondo: Escribir desde mi experiencia es escribir la tuya. Luego baso la descripción física del personaje como esa chica que acabo de encontrarme en el ascensor (y que podrías ser tú) y ya está: novela lesborrealista hecha.

Escribo novela lésbica con final feliz para reparar nuestros relojes, ese tiempo que no vivimos, esos primeros amores que nos robaron en la adolescencia.

Comparte con cariño este diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.