Diario de una escritora de novela lésbica #18

Escribir por la mañana, cuando el edificio está en silencio (ese momento en el que los más madrugadores ya se han ido para ir a trabajar y los niños aun no se han despertado).

Escribir por la mañana, cuando aún tienes frescos los sueños (ese espacio donde todo es posible).

Escribir por la mañana, cuando el cerebro todavía no se ha contaminado (de estrés, de ansiedad, de obligaciones, de llamadas pendientes, de marrones).

Escribir por la mañana, con la única luz de un flexo y el foco puesto en el teclado y la pantalla.

Escribir por la mañana, para dejar hecho ya lo más importante del día.

En fin, escribir por la mañana.

[Palabras escritas hoy: 800]


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