Diario de una escritora de novela lésbica #15

«Permítete estar mala», me acaba de decir mi novia.

Llevo dos días sin escribir la novela ni reportaros con mis avances y reflexiones. Llevo una segunda mitad de septiembre con más actividad social y laboral que en todo el año 😁

Entre vacaciones, viajes de trabajo y quedadas he dormido poco en mi casa. Pero sobre todo, he comido poco en mi casa. Y eso se nota.

Además, llevo todo el verano sin hacer nada de ejercicio, por lo que mi cuerpo ya no está tan fuerte. He pillado un buen catarro por el cambio de temperaturas típico de esta época.

¿Queréis mocos? Tengo un montón…

Por primera vez, escribo la entrada del diario en este blog antes que la novela, mientras desayuno un té con leche y una palmera rellena de Casa Kiki (chocolate blanco y Kinder bueno, si con esto no me curo… 😁).

Justo en la entrada anterior decía que si yo no me detenía, la novela tampoco.

La cara B es esta, que si yo me detengo, la novela también, claro.

Cuando las escritoras decimos eso de que las novelas están ancladas a nosotras nos referimos a que nos nacen de dentro, se imbrican con nuestra experiencia personal, pero también se ven afectadas por el tiempo que vivimos, el histórico y el cotidiano.

[Palabras escritas hoy: 1607]

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