4 cositas que Flozmin me ha enseñado como escritora de ficción lésbica

Desde Argentina nos han regalado una preciosa historia de amor entre dos mujeres que se ha ganado los corazones de todas las hispanohablantes a un lado y otro del Atlántico.

Hago las presentaciones pertinentes. Florencia Estrella (interpretada magistralmente por Violeta Urtizberea) es una mujer con una vida laboral y amorosa desordenada, y con síndrome de Tourette que le hace putear (soltar palabras de manera aleatoria, la mayoría de las veces, insultos o tacos) en momentos de nerviosismo o tensión. Ha heredado de su padre un hotel junto con sus cuatro hermanas. Jazmín del Río (Julieta Nair Calvo ofrece una actuación más serena y sutil, resaltando ese remanso de paz que Flor necesitaba en su vida) es la cocinera del restaurante del hotel Las Estrellas que se enamora casi instantáneamente de Flor. Juntas forman Flozmín, una de las parejas lésbicas más exitosas de este 2017.

Los guionistas han escrito una historia bonita, sensual y auténtica y esto es lo que he aprendido de ellos:

Hacer guiños al fan

Lo que se ha pasado a denominar fanservice, término que nació del manga y que se refería a ofrecer al lector masculino elementos de mera recreación visual de los personajes femeninos. En Las Estrellas se ha traducido en varios guiños. El más claro se dio cuando Flor y Jaz fueron a tomar un café en una de esas cafeterías que te ponen el nombre en el vaso de cartón. Las chicas brindan y la cámara se detiene en el detalle de sus nombres unidos formando Flozmín, que es como se ha bautizado a la pareja por parte de sus fans en las redes sociales.

Los guionistas se suman a los juegos de las fans y mezclan realidad y ficción.

Jaz le tapa los ojos a Flor para que pinte un cuadro desde el corazón. Cuando le pide que elija un color, Flor pide el color violeta (su nombre como actriz). Algo similar pasa con las hijas que adoptan: la mayor se llaman Violeta y la pequeña Melisa, todo nombres de flores y plantas. Esto fue precisamente lo que le dijo Jazmín a Flor el día que se presentaron: “Mira, ya tenemos algo en común, nuestros nombres”. Quizá parezca un guiño superficial pero NO LO ES. Es la manera de subrayar que Flozmín están hechas la una para la otra para crear un universo propio y lleno de flower power.

Al fandom lo que es del fandom

Si los fans piden tal o cual cosa, dales tal o cual cosa. Para cumplir el fanservice hay que hacer una escucha activa del espectador. Si no queremos más piquitos de viejo, ¡no den más piquitos de viejo!) Gif besos

Está bien darle crédito al espectador/lector, saber que es inteligente, que sabe rellenar los huecos (la luz de la mañana entrando por la ventana, una cama deshecha, dos personas despeinadas…), PERO también es cierto que nos dirigimos a un público (las lesbianas y bisexuales) al que se le han vetado ver ciertas cosas antes. 

La ficción moldea la realidad

Lo que no se nombra no existe, pero lo que se nombra mal es peor. Y los adultos moldeamos pésimamente.

La lección nos la dan los guionistas a través de la trama de Violeta, la hija adoptiva de Flor y Jazmín. En esta trama nos muestran dos aspectos:

  1. Los niños no tienen prejuicios homófobos. En todo caso, lo aprenderán después de los adultos.
  2. En estos tiempos en los que se ha puesto de moda la maternidad subrogada, no olvidemos que hay niños que, aunque no tengan nuestros genes, también tienen derecho a tener una familia. No los olvidemos.

Los creadores de contenido de entretenimiento tienen (tenemos) la responsabilidad de repensar lo que ya está escrito, comprobar si se adecua a las exigencias del público y traducirlo a un lenguaje respetuoso e inclusivo.

Así se consiguen cosas como esta:

https://www.instagram.com/p/BcIyiKDjaL8/?utm_source=ig_embed&utm_campaign=embed_ufi

Crear mitología propia

Cuando estás mucho tiempo con una persona, ya sea tu pareja o una amiga o tu propia familia, se crea un lenguaje propio que sólo entendéis vosotros. Ese universo Flozmin es compartido por sus seguidoras que asumen como propio ese lenguaje.

Si una dice “Anda ve…”, la otra ya sabe cómo sigue.

 

También hay un par de cosas que he aprendido sobre qué no hacer a la hora de escribir ficción lésbica, pero me las guardo que no quiero hacer flame.

 

Flozmin, fue un placer compartir este viaje 🙂

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