Las abuelas, nuestra piedra rosetta

He leído una frase que me ha partido la cabeza y el corazón porque (me) explica muy bien cómo veo ahora mi vida y mi literatura: «Hay que buscar entre los abuelos las palabras que necesitamos para explicarnos a nosotros mismos lo que nos pasa». Podéis leer el contexto con el que fue escrita aquí.

Pienso en Vero, personaje esporádico, casi anecdótico, de «Nico, por favor» que ya he traído por aquí anteriormente. Este personaje, que en un principio fue diseñado para añadir una escena (más) de sexo a mi primer libro, se está revelando como piedra rosetta* de mis novelas y mi manera de ver la vida. Vero, la superficial, vuelve para darme una lección literaria y vital.

En la novelette que estoy corrigiendo ahora, cuyo título es «Último atardecer en Lisboa» y que espero vea la luz en primavera, hay una protagonista que también se define por algo que le dijo su abuela.

Con cada publicación, me asomo a la idea de que mis personajes me conocen mejor (y antes) que yo misma.

 

*En realidad, la novela entera de «Nico por favor» es mi piedra rosetta, pero es un pensamiento todavía en desarrollo que algún día compartiré con vosotras.

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