La Virgen de las Nieves

Cuando esta mañana me puse a escribir mentalmente este artículo lo tenía bastante más claro que ahora, con el teclado bajo mis dedos. Creo que la frase que tenía pensada para empezar era algo así como «no os enseño mi cara, pero hoy me desnudo». Ahora, ese arranque me parece frívolo.

No me andaré con rodeos (las personas que me han leído saben que soy bastante directa): este verano murió mi padre. Desde que le diagnosticaron cáncer de pulmón hasta que murió no pasaron dos meses. Me cuesta retener las lágrimas mientras escribo esto.

Ahora me encuentro enfrascada en mi próxima novela (saldrá a finales de invierno o principios de primavera de 2018). No es lo primero que escribo tras su muerte. A los pocos días del deceso, me obligué a sentarme y escribir. Mi idea era sacar un relato, pero la cosa se me fue de las manos y me salió una novelita corta que ahora está en un cajón porque requiere de mucha edición (por no hacer planificación previa). Esta que estoy redactando durante el #NaNoWriMo2017 es la primera que novela que escribo tras la muerte de mi padre, con su planificación y su diseño de personajes. Con más de 12.000 palabras escritas he caído en la cuenta de que está llena de padres ausentes, el más importante, el de su protagonista. Y me fastidia porque mi padre fue todo lo contrario a un padre ausente. Era atento, hablador, abierto y cariñoso.

Escribo este post de manera intermitente. Salgo de la pestaña cuando estoy a punto de llorar y entro cuando estoy más calmada. Me cuesta superar su ausencia. Con él hablaba de fútbol, de política, de la gente, de la vida…

Para más recochineo, yo misma me di la respuesta a cómo superarlo en mi primera novela. En Nico, por favor, Vero es una heterocuriosa que le propone sexo a Nico para colmar su deseo. Como está buena (y nuestra protagonista está más caliente que el pico de una plancha), Nico acepta. Os dejo con la escena en cuestión:

Ella echa la cabeza para atrás, pero tiene los brazos muertos.

Le quito la camisa y descubro sus pechos. Son preciosos, grandes, duros, redondos. Simplemente perfectos. La cadena dorada que tiene colgada al cuello recorre todo su escote. Paso los dedos por los eslabones hasta rescatar la medalla atrapada en el canalillo.

—¿Qué virgen es?

—La Virgen de las Nieves —contesta. Me la quita de las manos y la sostiene delicadamente entre sus dedos—. ¿Ves esta media luna a sus pies?

Yo asiento, pero apenas veo a la virgen. Tengo la mirada clavada en los pezones de Vero.

—Simboliza el triunfo del tiempo sobre las cosas —continúa—. Me la dio mi abuela y me dijo: Que la vida no te de todo lo que puedas soportar.

Levanto la cabeza y le interrogo con la mirada.

—Yo tampoco lo entendí cuando me lo dijo. Luego se murió mi padre y tuvimos que seguir adelante sin él. Entonces lo comprendí.

Quedamos en silencio un momento, ella con los pechos al aire y yo tratando de entender lo que me acababa de contar. Me siento estúpida por llorar por una relación de escasos cuatro meses cuando ella ha podido superar la muerte de su padre.

—Entiendo muy bien a la Virgen de las Nieves —digo por fin—. Yo también querría vivir eternamente entre tus tetas.

Aunque estoy bautizada por la iglesia católica, hace tiempo que perdí la fe. La escritura es mi religión. La escritura me permite evadirme, crear mundos donde yo decido lo que pasa (aunque los personajes se rebelen de vez en cuando). Cuando escribo, me interno en un túnel y no salgo hasta completar mi objetivo.

Mientras escribo, el tiempo pasa.

Ojalá que la vida no os de todo lo que podáis soportar.

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2 comentarios

  1. Desde que leí ‘Nico, por favor’ me quedé de una manera profunda enlazada a la Virgen de las Nieves. En el dorso de un cuaderno (mientras stalkeaba a la Virgen) escribí:
    ‘Virgen de las Nieves, Reina y Señora eres (para mí) como el amor, ahora creo en ti, tú me guías’
    Así que, a pesar de «ojalá la vida no nos de todo lo que podamos soportar» es de alguna manera es bueno aferrarse a algo. Dale las gracias a tu abuela por el descubrimiento de la gran poderosa y ten presente que el hecho de que tu padre no esté en tu novela solo es porque de momento lo tienes guardado en la carpeta archivada de tu cerebro de ‘abrir cuando esté preparada’. Y eso, no implica nada, solo que cada uno lleva su duelo como mejor puede y sigue adelante, porque la vida sigue (aunque todo el dolor nos paralice).
    Que tengas un buen día A.M. Irún 😊

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